{Fanfic} They call me homewrecker {Homestuck}

Desliza su mano en busca de un objeto muy familiar para ella. Palpando con suavidad y ligereza nota que está tocando la superficie de madera que pertenece a la mesa de noche, como así la llama ya que es donde está la lámpara y el despertador ese tan ruidoso que una vez, sin querer entrar en muchos detalles, un amigo le regaló por su cumpleaños. Ese hombre solía sostener la idea de que despertarse con una canción que a uno le gustase demasiado, te haría levantarte con un buen estado de humor..., pero en realidad, el despertador solo hacía que odiases esa canción y la aborrecieses más que si la escuchases un millar de veces... Trata de encontrar lo que anda ahora desaparecido y mantiene sus ojos cerrados, pues sabe que aunque los abra no va a ver más que plena oscuridad, como toda su vida ha hecho y tiene por seguro que hará... Eso solo la deprime más, pero ya está acostumbrada a vivir así.

Por fin logra dar con eso, roza con tranquilidad y pereza los límites que lo definen y entonces se da cuenta de que si son sus gafas rojas. Bueno, le dijeron que eran rojas, pero ella no sabe cómo es el color rojo... Solo, le sienta bien. Arrastra entonces, como si ella fuese el viento contra un par de olas, las mantas que cubrían su cuerpo. Solo lleva encima una camisa de tirantes y su ropa interior... inferior. Un escalofrío decide recorrer su cuerpo, estremeciéndola y entonces recuerda: Se había dejado la ventana abierta la noche anterior. Una carga de culpa la recorre también, seguido de ese pensamiento tan fugaz yace el recuerdo de las emociones sentidas la noche anterior antes de sumirse en su letargo.

Ahora dirige su cabeza hacia la dirección donde su amante de desconocido aspecto se suponía que reposaba, aunque suponer se puede suponer tanto que entonces, se da cuenta de que todo era una mentira que la rodeaba, allí no hubo nadie como tampoco nadie hubo en su lastimado corazón.

Ya se ha vestido, está preparada para salir de su casa e ir a trabajar a la escuela como maestra. Eso es algo raro, porque una persona ciega no podría ejercer tal profesión sin ver o leer lo que explica, pero ella demuestra que de alguna forma puede y así se gana el respeto de las demás personas, tanto como el personal y profesorado al igual que el de sus alumnos, pero no todo es rosa… Algo la persuade, la invita, la tienta… y una voz repentina la saca de su embrujo una vez que ella está dentro del edificio…, como si pudiese ver quién le dirige tales palabras de presentación, mira en su dirección y se queda callada, observando con tranquilidad y personalidad sumisa a quien modestamente trata de presentarse. Una segunda voz irrumpe de repente, es el director de la escuela.

- Vriska Serket – Es lo único que logra realmente escuchar y entender.

Con la vaga e inexistente idea, nuevamente la emoción recorre su interior agitando su inerte órgano. Caminando por el pasillo detrás de ella se sostiene una persona segura, cruel, pero sincera. Sonríe observando la corta cabellera de la mujer ciega autoproclamada como Terezi Pyrope. Pensamientos divertidos cruzan desde sus sentimientos y emociones hasta la parte más científica de su mente, alentando al impulso de intentar algo diferente y ahorrándose las explicaciones o maquinándolas para más adelante. Se detiene con un pequeño golpe en el suelo del tacón enfrente de una clase, el letrero desgastado señala el aula de matemáticas. La puerta deja ver tras una brillante luz a alumnos muy jóvenes que con curiosidad admiran a la nueva incorporada al cuerpo de profesores y esta entra acompañada de Terezi, cuya voz se muestra algo más dulce pero con rastros de seguridad, anunciando decididamente quién sería la nueva tutora de tal clase y de que se encargaría.

Surcando con delicadeza, la yema de sus dedos roza lo inexplorado, bajo sus cuerpos el colchón aguanta el peso y la agitación de la pasión que las dos mujeres sienten mutuamente. Un beso, un jadeo, un orgasmo. Todo acaba como se prevee y se pierden en el placer poco común, inexperimentado que nunca pensaron que pudieran sentir con alguien de su mismo sexo. Como si una puerta se abriese, sonríe con orgullo la chica del pelo largo, Vriska, quién sostiene la barbilla de su amante ahora deseosa del beso que se procura que llegue…, pero no ocurre nada y todo permanece estático. Sensación perdida, y un alma extraviada, algo desaparece, se rompe y se vuelve a aparecer para permanecer nuevamente inerte. El tiempo se para cuándo esperas algo, los segundos se vuelven eternos y un minuto puede ser hasta una hora, pero eso nunca llega. Entonces ella da el paso, insegura y fiel se mantiene firme hasta rozar los labios de la sonriente chica que ríe ante tal escena, coqueta y dulce la abraza y ambas caen enredadas en una sábana tan transparente como sus sentimientos afectivos.

Nuevamente las caricias se hacen presentes y el acto se termina con la caída y salida del sol al amanecer… Fin de semana, y de recuerdos que guardar tras tanto placer. Al despertar, palpa nuevamente. El rostro de su amante sobre su almohada, la respiración tranquila que garantiza la presencia de esta y una alegría que encontró un lugar donde vivir por un tiempo indefinido…, está todo bien si están juntas. Promesas que todo el mundo se hace pero que son, simplemente, irreales.

El café quema los labios ya profanados, y tras muchos suspiros que emergen nuevamente a la luz, cae rompiéndose en pedazos la taza que tan cariñosamente había sido regalada reflejando en ella años de recuerdos e historia nunca contadas. Ambas saben que es un juego, que nunca será lo que las dos quieren realmente, porque ninguna quiere nada en realidad. Jugueteos innecesarios y piropos lanzados al aire sin pensar, ambas salen por la puerta, antes agarradas de la mano, fuera separadas como si nunca se conociesen, como si no fueran más que dos extrañas en un mundo extraño.

La distracción es un método cruel. En clases, varias equivocaciones y pronunciaciones erróneas vuelven divertidos a los chiquillos, cuales aprovechando tales fallos aprovechan para hacer de sus travesuras a la profesora que juega con un mechón de su cabello corto cuando no se aburre, no tiene que hacer. Esta, se muerde el labio inferior y se acaricia sin que nadie la vea la cintura, nota nuevamente unas manos posadas sobre sí…, qué más da. Que les den a todos piensa sin miramientos mientras se deja caer en el pecado ya repetido, ya realizado… Pero simplemente acaba en un baño. Su mirada estaría perdida si tuviera que ver, no sabe quién es realmente Vriska Serket, pero no le importará saberlo, asimilando su culpa y su traición a la vida, sigue ciegamente a esa persona que tanto le ha enseñado. Pero algo empieza a crecer en su interior… Mariposas revolotean en su estómago cuando escucha su voz, ¿podría ser…?

Niega con incredulidad. No es lo que ella cree que es. Ahora esta despidiéndose de los demás y del trabajo para llegar a casa y darse una ducha, descansar y reponer fuerzas, como durante toda su vida ha hecho de alguna manera ya hasta controlada, planificada es la palabra. La opresión en su corazón la confunde aún más, aunque habían prometido que nunca sería… Las cosas podrían cambiar.

Adora el sabor de estas, pero odia el dolor que causan al caer… Tras recorrer sus inocentes mejillas se tiran a un vacío del cual no lograrán volver y donde pasaran el resto de su eternidad. Gemidos acallados y gritos que desean salir a la luz golpean la garganta de la afectada, esta solo respira más agitada. Una mentira es una mentira y una ilusión no es más que una perdición.

Nota sobre su boca que algo se posa, los labios de su querida tentación, una fruta que nunca más podrá volver a probar. Despedidas son escuchadas y lanzadas al aire, varias risas para aliviar la tensión que solo crean más tristeza, y un escenario recreado y en perfecto estado para el final de una dramática película. Su voz se entrecorta, lo que duró hermoso fue, todo era perfecto mientras estaba ahí, pero cayó de las nubes y sin un paracaídas que usar. En picado como una función… era una montaña, y ellas dos lo sabían. En el suelo de rodillas sostiene su mano y antes de dejarla escapar como una niña a su pájaro, susurra con temor palabras que arden, que consuelan, que odian, que amas… Y suelta, suelta su mano, deja que sus dedos se escapen, que toquen por última vez y sientan su calor, ahora vuelto frío… Y tras la sombra de una marcha, se escucha como un eco que busca compresión, como una voz que solo quiere a alguien a su lado y no soledad…